Aunque el Olé de este número, misteriosamente, ha desaparecido de mi estantería, tuve la suerte de tener un "backup" de la Biblioteca El Mundo.
Aún siendo un tema que toca la actualidad (el asunto de la contaminación), tiene su encanto en el surrealismo que tanto me gusta en los cómics de Mortadelo.
El meollo del asunto está en que el exceso de contaminación ha creado un pequeño bacilo, que ha ido creciendo hasta convertirse en "El Bacilón". Los agentes deberán capturar a esta criatura.
El inicio es francamente bueno, con el análisis de la contaminación sin salir a la calle, y el uso de la pala para llegar al coche. Otro tanto para el cuadro marino, que nos muestra una vez más ese estilo de secretismo al puro estilo de las entradas secretas.
El primer intento de detención del monstruo en el baño, al contrario, no es tan bueno, siendo empañado ligeramente por el "rollo" que mete Mortadelo, mientras el bicho coge a Filemón y le tira por el retrete.
A continuación, el capítulo en la mansión del Archiduque Archisuárez. Nuevamente, el autor desata grandes chistas, como la recepción del "condelito y su distinguida esposa", y la entrada en el comedor.
¡El condelito y su distinguida esposa! |
Con esto llegamos al capítulo de la comuna hippy, el cual es, sin duda, mi favorito.
Sed sinceros, ¿a quien no le gustaría vivir aqui? Jeje... |
El capítulo del Queen Morcilla no es tan bueno como los anteriores, o eso me parece a mí, con la excepción del Segundo Oficial buscando al "bichito".
¡Pues hijo, ni que fuera un elefante! ¡Je, je! ¿Donde está ese bichito, donde está ese...? |
El capítulo final se centra en una de las mejores situaciones clásicas: el Súper intentando orinar. La búsqueda de un excusado para poder orinar se hace eterno, y no es de extrañar que logre fulminar a la bestia de una bofetada. Parece un gag simple, pero muestra que muchas veces, la solución simple es la correcta.
El final de la historieta, tambien es de los que a mi me gustan: con ironía por todas partes.
¡La ciudad está limpia como antes! |
En fin, con esto y un bizcocho (o unas galletas, ustedes eligen), me despido por ahora. ¡Nos vemos!
Muy buen artículo, me han dado ganas de releerme este álbum.
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